De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social en el 2019 el porcentaje de nacimientos prematuros fue del 9.75%, lo que representa 40,411 niños prematuros al año.
Los especialistas consideran nacimiento prematuro cuando ocurre antes de las 37 semanas de gestación y éste puede darse antes de las 28 semanas (prematuros extremos); entre las 28 y 32 semanas (muy prematuro) y lo que se denomina prematuro tardío, que es a partir de las 32 semanas y antes de llegar a las 37.
Este tipo de nacimiento se presenta derivado de una serie de factores maternos que pueden ser: sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión, infecciones, problemas renales, edad materna muy avanzada o joven, así como los tratamientos de fertilización. Por ello, se recomienda una planeación de embarazo en las mejores condiciones con un control prenatal regular.
Entre más prematuro sea el bebé, mayor es el riesgo que enfrenta, pues nace con una inmadurez orgánica generalizada, lo que quiere decir que su corazón, cerebro, ojos, oídos, pulmón, riñón, e intestino tienen que llevar un proceso de adaptación diferente a la vida fuera de la madre.
De acuerdo con Phillip I. Tarr, un profesor de Pediatría indica que el intestino está destinado a definir las bacterias que habitan en él, entre las 33 y 36 semanas después de la concepción, el correcto desarrollo de la microbiota intestinal del bebé tiene efectos duraderos, que influyen en la salud y el desarrollo, la función inmune, la resistencia a la infección y la predisposición a los trastornos inflamatorios y metabólicos.
En el caso de los prematuros los factores como el bajo peso, la inmadurez de las defensas y la alimentación con formula cuando la madre no puede alimentarlo, pueden afectar el desarrollo de su microbiota lo cual podría ocasionar tenga afectaciones en su salud.
El desarrollo de la microbiota intestinal del recién nacido esta determinada por factores externos e internos como:

Uno de los principales factores que ayudará al desarrollo de la microbiota intestinal de un bebé prematuro es la alimentación durante los primeros 2 años de vida, es fundamental procurar una lactancia materna ya que de ella obtienen la mayor parte de las bacterias buenas que habitarán en su intestino. En caso de no poder llevar a cabo este tipo de alimentación, la madre debe suplementar la dieta del bebé con elementos que nutran, desarrollen y fortalezcan su microbiota.
Existen en el mercado una gran variedad de probióticos que han demostrado ser beneficiosos para evitar la progresión de infecciones, alergias y sobre todo ayudar al desarrollo y equilibrio de la microbiota intestinal del bebé prematuro. Es importante que estos probióticos estén muy bien identificados por el médico y sobre todo tengan evidencia científica que comprueben su eficacia.
Probióticos como Lactobacillus rhamnosus LGG y Bifidobacterium lactis BB12 son una sinergia efectiva con amplia investigación y evidencia científica que ayudarán al desarrollo y fortalecimiento de la microbiota intestinal de los bebés desde el primer día de vida, hayan nacido o no de manera prematura.
Recuerda que la salud general viene desde la salud digestiva.
Referencias:
- IMSS.GOB: https://cutt.ly/2g5lYWx
- Moles Alegre, Laura(2015) Adquisición y modulación de la microbiota grastointestinal de niños prematuros