La microbiota está conformada por bacterias, virus, hongos y otros seres microscópicos, alrededor de 38 billones de microbios buenos y malos. Su variedad es tan amplia que integra hasta 1000 especies diferentes, que viven dentro del tracto digestivo. Ayudan a realizar diferentes procesos para la salud cuando están en equilibrio, pero si se genera un desbalance, ocasiona problemas, de acuerdo con una investigación publicada en Cell Host & Microbe.

Por su parte el sistema inmune, es un grupo de células y moléculas, que cuando está en óptimas condiciones, constantemente monitorea al cuerpo, para actuar y defenderlo si encuentran amenazas como una sustancia extraña o microbios infecciosos, que puedan ser nocivos, según un artículo publicado en Merck Manual.

El tracto digestivo, también alberga al 70% del sistema inmune y en él se produce el 80% de la inmunoglobulina IgA, un anticuerpo que evita interacciones dañinas de microbios; además apoya al equilibrio de la microbiota. Dicha situación provoca que la microbiota y el sistema inmune, evolucionen conjuntamente para crear defensas, frente a los microorganismos patógenos y tolerancia a los microbios benéficos. En pocas palabras, han desarrollado una relación de cooperación y apoyo mutuo, de acuerdo con el libro Cellular and Molecular Immunology.

Los microorganismos de la microbiota, obtienen la mayoría de sus nutrientes de la dieta y por supuesto, influyen en el sistema inmune. Cuando hay un desequilibrio en la microbiota, que no sólo puede ser causada por los nutrientes, también podría estar implicado el estrés, se produce una alteración que desajusta al sistema inmune y se genera una mayor susceptibilidad a las infecciones, de acuerdo con un artículo publicado por Keio University de Tokio.

Por ello es importante cuidar lo que comes. A continuación, algunos nutrientes que optimizan la microbiota:

  • Polifenoles: poseen abundantes antioxidantes neutralizadores de los radicales libres, que suelen dañar a las células y aumentan los riesgos de sufrir enfermedades relacionadas con el tracto digestivo, de acuerdo con un artículo publicado en Nutrients. Es fácil obtenerlos de frutas como peras, duraznos, nectarinas y ciruelas.
  • Probióticos: contienen bacterias, pero sólo del tipo bueno, así que lograrán eliminar las bacterias o virus negativos. Únicamente es cuestión de elegir la cepa que otorgue beneficios a la salud. Se ha demostrado que la cepa Lactobacillus Rhamnouss LGG, reduce el riesgo de infecciones y enfermedades en el tracto respiratorio, incluso en niños de acuerdo con el análisis LactobacillusGG in the prevention of gastrointestinal and respiratory tract infections in children who attend day care centers: A randomized, double-blind, placebo-controlled trial.
  • Fibra: insoluble que funciona como un limpiador de los intestinos, se encuentra en alimentos de pieles duras y ásperas como los granos y semillas. Búscala en nueces, lentejas, garbanzos y fríjoles.

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